Evangelio de Hoy Domingo 23 de Noviembre de 2025 y Lecturas de la Misa
DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
COLOR LITURGICO: BLANCO
Primera Lectura
Del segundo libro de Samuel 5, 1-3
En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a
ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma
sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras
el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás
el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’ “.
Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey
de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos
lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del
Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus
puertas. R.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo
que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: “La paz sea
contigo”. Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los
bienes. R.
Segunda Lectura
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 1, 12-20
Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho
capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino
de la luz.
Él nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado
al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención,
esto es, el perdón de los pecados.
Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la
creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas,
del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los
tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue
creado por medio de él y para él.
Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia
en él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es
el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el
primero en todo.
Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la
paz por medio de su sangre, derramada en la cruz. Palabra de Dios.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino
que llega, el reino de nuestro padre David! R. Aleluya.
Evangelio de Hoy Domingo 23 de Noviembre de 2025
Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían
muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo,
si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le
ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate
a ti mismo” Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego,
latín y hebreo, que decía: “Este es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole:
“Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro
le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en
el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que
hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor,
cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió:
“Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Palabra
del Señor.
Reflexion del Evangelio de Hoy
Celebramos con gozo y esperanza la liturgia de Nuestro Señor
Jesucristo Rey del universo, una solemnidad que fue instituida
por el Papa Pío XI en 1925 y que más tarde –después del Concilio
Vaticano II– se colocó al final del año litúrgico… El Evangelio de San
Lucas presenta, como en un gran cuadro, la realeza de Jesús en el
momento de la crucifixión. Los jefes del pueblo y los soldados se burlan
del «primogénito de toda la creación» (Col 1, 15) y lo ponen a prueba para
ver si tiene poder para salvarse de la muerte (Cfr. Lc 23, 35-37). Sin embargo, precisamente en la cruz, Jesús se encuentra a la altura de Dios, que es Amor. Allí se
le puede reconocer como el que no guarda nada para sí mismo
y como quien nos da la vida porque nos da a Dios mismo. Y
puede dárnoslo porque Él es uno con Dios.
De hecho, mientras que el Señor parece pasar desapercibido
entre dos malhechores, uno de ellos –consciente de sus pecados–
se abre a la verdad, llega a la fe e implora al “rey de los judíos”:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino» (Lc 23, 42). Y
así, de quien «existe antes de todas las cosas y todas tienen su
consistencia en Él» (Col 1, 17) el llamado “buen ladrón” recibe
inmediatamente el perdón y la alegría de entrar en el reino de
los cielos. «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso»
(Lc 23, 43). Con estas palabras Jesús, desde el trono de la cruz,
acoge a todos los hombres con misericordia infinita.
El camino del amor, que el Señor nos revela y nos invita
a recorrer, se puede contemplar también en el arte cristiano.
De hecho, antiguamente, en la configuración de los edificios
sagrados se hizo habitual representar en el lado oriental al
Señor que regresa como Rey –imagen de la esperanza– mientras
en el lado occidental estaba el Juicio final, como imagen de la
responsabilidad respecto a nuestra vida: esperanza en el amor
infinito de Dios y compromiso de ordenar nuestra vida según
el amor de Dios. [Sintetizado de: BXVI, Ángelus, 21-IX- 2010].
