¿Qué idioma hablaba Jesucristo?
La palabra hecha voz humana
Cuando imaginamos a Jesucristo hablando a las multitudes, muchos lo escuchamos mentalmente en nuestro propio idioma. Pero, ¿qué lengua usaban realmente sus labios cuando decía “Bienaventurados los pobres de espíritu”?
Comprender qué idioma hablaba Jesús no solo es una cuestión histórica, sino también una ventana hacia su humanidad. La Palabra eterna se hizo carne, pero también se hizo voz, sonido y lenguaje de su tiempo.
Palestina en el siglo I: una tierra de tres lenguas
El mundo donde vivió Jesús era un cruce de culturas, religiones e idiomas. Judea, Galilea y Samaria estaban bajo el dominio del Imperio Romano, pero conservaban sus raíces hebreas.
Tres lenguas principales coexistían en la región:
| Idioma | Uso principal | Ejemplo histórico |
|---|---|---|
| Arameo | Lengua cotidiana del pueblo | Jesús hablaba con sus discípulos |
| Hebreo | Lengua litúrgica y religiosa | Lecturas en las sinagogas |
| Griego koiné | Lengua comercial e internacional | Usada por funcionarios y comerciantes |
| Latín | Lengua del gobierno romano | Escasa en el pueblo común |
Esta mezcla lingüística refleja una sociedad compleja, donde la fe judía convivía con la influencia helenista y el poder romano.
El arameo: la lengua del corazón de Jesús
Todo indica que el idioma principal de Jesús fue el arameo, un dialecto semítico muy cercano al hebreo.
Era la lengua del hogar, del campo, del mercado y de la vida cotidiana en Galilea. El arameo se hablaba desde hacía siglos entre los pueblos del Medio Oriente, y en tiempos de Jesús era el idioma común de los judíos palestinos.
✦ Ejemplos bíblicos en arameo
El Nuevo Testamento conserva varias palabras arameas que Jesús pronunció tal como se oyeron:
- “Talitá kum” — “Niña, levántate” (Marcos 5:41).
- “Ephphatha” — “Ábrete” (Marcos 7:34).
- “Abba” — “Padre” (Marcos 14:36).
- “Eloí, Eloí, lamá sabactaní” — “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos 15:34).
Estas expresiones conservadas en su forma original son puentes hacia la voz real de Jesús. Nos permiten oír el eco de su idioma nativo, cargado de afecto, poder y cercanía.
El hebreo: la lengua de la oración y la Escritura
El hebreo, aunque menos usado en la conversación diaria, era la lengua sagrada del pueblo judío.
Jesús lo conocía bien, pues leyó las Escrituras en las sinagogas y citó los textos del Antiguo Testamento en sus enseñanzas.
En Lucas 4:16-21 se relata cómo Jesús leyó del rollo del profeta Isaías en la sinagoga de Nazaret. El texto original estaba en hebreo, lo que demuestra que Jesús dominaba la lengua de la Torá.
Así, mientras el arameo era su idioma cotidiano, el hebreo era el idioma de la oración, el estudio y la proclamación de la Palabra de Dios.
El griego koiné: la lengua del mundo
Durante los siglos anteriores a Cristo, el Imperio de Alejandro Magno había extendido el griego koiné (común) por todo el Mediterráneo.
En tiempos de Jesús, esta lengua era el equivalente al inglés de hoy: el idioma del comercio, la cultura y la diplomacia.
Aunque no se sabe si Jesús hablaba griego con fluidez, es muy posible que lo entendiera. Galilea —región fronteriza y comerciante— tenía contacto constante con hablantes griegos.
Su profesión de carpintero (tekton) y su trato con personas de distintas regiones también lo habrían expuesto al idioma.
El hecho de que los Evangelios fueran escritos originalmente en griego demuestra cómo su mensaje trascendió las barreras lingüísticas.
El latín: la lengua del poder
El latín era la lengua oficial del Imperio Romano, pero su uso era limitado en Palestina. Solo los soldados y funcionarios romanos lo hablaban regularmente.
El pueblo judío, en general, no conocía el latín, aunque pudo escucharlo en las sentencias judiciales o en las monedas del César.
En la inscripción colocada en la cruz se usaron tres idiomas: hebreo, griego y latín, como relata Juan 19:20:
“Y estaba escrita en hebreo, en griego y en latín: Jesús Nazareno, Rey de los judíos.”
Esa triple inscripción resume el mundo lingüístico de Jesús:
la fe hebrea, la cultura griega y el poder romano.
¿Por qué importa saber qué idioma hablaba Jesús?
Conocer los idiomas de Jesús no cambia su mensaje, pero profundiza nuestra comprensión de cómo vivió y enseñó.
Nos revela que el Evangelio nació en un mundo multicultural y multilingüe, y que el mismo Jesús fue puente entre lenguas, pueblos y corazones.
Cada palabra suya —ya en arameo, hebreo o griego— llevaba el sello del amor eterno.
Su voz humana fue instrumento de una verdad divina que no depende de una lengua, sino del Espíritu que la inspira.
| Lengua | Palabra | Significado |
|---|---|---|
| Arameo | Abba | Padre, forma íntima de dirigirse a Dios |
| Hebreo | Shalom | Paz, plenitud, bienestar |
| Griego | Christós | Ungido, equivalente al hebreo Mashíaj |
| Latín | Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum | Jesús Nazareno, Rey de los Judíos |
Estas palabras siguen vivas en la liturgia y en la fe cristiana, recordándonos que el Dios eterno habló con lengua humana.
La voz de Dios en el idioma del hombre
Jesucristo habló en arameo, oró en hebreo, quizá conversó en griego y fue juzgado bajo el poder del latín.
Pero más allá de las lenguas, su voz sigue resonando en cada idioma del mundo.
En todos los tiempos y culturas, su mensaje trasciende los sonidos y se graba en el corazón.
El mismo que dijo “Ephphatha” —ábrete— sigue abriendo hoy nuestros oídos para escuchar la voz del Salvador, sin importar el idioma en que lo llamemos.
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
— Mateo 24:35
